viernes, 3 de mayo de 2013

Pigmalión

Palabras que te escribo cómo quisiera abrazarlas.
Esta página que no es tu piel.
Esta tinta oscura que no es mi tristeza.
Porque el vacío es un fuego. El fuego es un vacío
y ni siquiera tú y yo estamos en él.
Toma este pequeño regalo para que me recuerdes.
Pero cuando tú faltes, quién me va a decir
qué hacer con el momento.
Al desánimo generalizado le sigue una tropa curiosa.
Tengo un plan. Pero tantos atentos a otras
cosas. Tuve
un plan, he debido decir.
Me concentro en observar a dos con pinta
de despistados. Él la mira (anótese bien)
ella es una sonrisa digna de estudio
pero sólo entre ellos se estudian.
Trabajan profundamente sin descanso.
Ponen en juego toda su civilización.
–como una piedra hunde el agua–
Esto es apenas un instante.
(Tu habilidad al arbitrio
de tanto. Vas a vivir
al dictado)