viernes, 25 de noviembre de 2011

Sabéis que no he sido y no me
permitís haceros ser.
Es que mi movimiento os huele a culpa y a perdón.
Y cambiaría el total de los objetos
por un pequeño grano de ignorancia.

Dafne de Apolo

Leñosa búsqueda mi origen en el reino
donde fermenta la muerte, los pecados,
y la humedad esencia de mi padre.
Qué hiciste de mí, mi miedo;
qué hubiera hecho de mí el fuego de tu amor;
qué harán de mí los sueños de aquellos valientes,
los que aman, los que lanzan sin pudor
a la victoria su corazón y sus brazos.
Ahora me creerás inmóvil y culpable
cuando alzo impotente el veneno de mis hojas
hasta tus lejanos rayos, Dios, inalcanzable.
Pero es el mecánico aletear de los insectos
y el inquieto idioma de los pájaros
por donde tu perdón deja aún rezumar mi libertad.
El arado de tus ojos me deja sembrar de sueños
la misma tierra que un día se inundará de oscuridad.