viernes, 23 de agosto de 2013

Llamamos realidad
a los rescoldos de lo que las metáforas
hacen con nuestros sentimientos.

Hay quien fantasea con que sólo existe lo experimentable.

Si no estoy aquí contigo, no estoy allí con nadie.
En este erial de quejas bien repetidas
–se extienden sus límites detrás del horizonte–
algunos han elevado un jardín de risa y de instante.
Paseemos a su sombra, respiremos el frescor de sus flores,
atendamos con disimulo al trabajo de los jardineros,
y antes de volver a marchar, hablemos con ellos.
Al desamparo de una burocracia herida.
Sueños ínfimos se cuelan por las rendijas.
No han estudiado que los átomos son sus propios muros.
–La noche, el vacío, el tiempo, carecen de sustancia–
Hacen de mí puertas que no serán respetadas.
Recorrer el mundos sin tus pasos.