sábado, 22 de agosto de 2015

Carta robada

A la vista de todos
ofreces tu cuerpo esculpido por secretos.

Nadie supo nunca de qué enigmas te velan
por eso es el secreto quien toca por ellos.

Los que sí saben, confunden el idioma
y el tacto se traduce en un roce de cuerpos
ignorantes.

Y como cada uno se erige un todos sin serlo
y el ser y cuerpo son fantasías de tus secretos

quién será depositario de la entrega
no uno
en el límite de su ciega materia.

Libre desvelo pero dices ¡son palabras!
y yo digo ¡No!, son ciervos que pastan
en esta avenida sin tránsito una noche de agosto.

La noche nos escuchaba, pero no podía reír
porque la modernidad le ha robado la risa.