viernes, 8 de febrero de 2013

Es que no te llevas mis besos atados.
Los árboles que cruzan la esquina cuando te marchas,
se pierde y deja al azar y luego quién sabe
en ese ahí no estábamos sentados, era el galán
que habla con la chica y yo ya sé lo que pasa:
es que no te llevas mis besos atados,
hay algo de vuelo y conviene decirlo.
Alguien se tomará la molestia de seleccionar,
esto sí esto no (obra, capítulo, fracesita, molécula)
es interesante, y si no ese de los caprichos, ese
que corta por aquí por allá sus antojos, tiempo
lo llaman, unos, otros descomposición (compós su
obra, sus capitulitos en los que crece la hierba
como una novela redundante). Alguien será
no yo, que me veo incapaz de tarea semejante.
Tampoco tengo acceso a eso que aprendí
a verte marchar. Y tú bien que lo conoces.
Pero lo sorprendente es que realmente
eres tú, ese matiz de mis sueños
en que ni yo ni nadie reconocería
nada mío. Extraño tú detrás
de los fantasmas.