miércoles, 28 de agosto de 2013

Ya me estás pisando, arrastrarríos.
Mira cómo la lluvia ha aprendido a bailar.
Es el árbol que crece un giro de su música.
Si vacías la escucha podrás saltar y ser nieve.
Chupaba, se relamía, su plato hecho de heridas,
arenas y libertad.
La gran proeza del diablo
fue convencer a la humanidad
de que la mentira existe.
Yo creo en ti, mentira, pero no te considero
valiosa, ni afilada, ni útil, ni piadosa.
Maquillaje de ámbar y lapislázuli.
Tarrito de azafrán y otras especias.
Mentirosa envidosa de la luna y el tic
tac de las horrendas y horadadas horas
sonoras
que bien te acuerdas de cuando fuimos a jugar.
El cielo está desesperado.