Tras la cortina de mi mente el mantel en la mesa no era suficiente los cables en la pared no eran suficientes en el estante libros y billetes no eran suficientes pero quitada la mirada todo esto es absurdo.
Flotaban como una ciencia extraña, pero perseguía el disparo del tiempo. Tus ojos, tu mirada, tus recuerdos.
Y el mundo empieza cada vez que te conozco (incluso viniendo de un llegar inaprensible)