lunes, 11 de abril de 2011

Hormigas pretéritas te traen la paciencia:
dunas de paciencia, selva tropical,
océanos, coral, nieve, Manhattan
y sílabas contadas de paciencia.
Este trazo, que ves, a pesar
del surco sideral de sus etéreas
espirales, se dobla, se dobla
en algún punto, sabemos, se detiene
y vuelve, pero hecho ya
de vacío.

Para no más

Si las palomas esponjan el aire
junco a mi caparazón. Qué
flor de rezos por tu boca
se dispara, o se disipa, o cede
pisa y dí para qué paras.
Conmigo queda a solas la tristeza
latiendo y quemando.
La fantasía y la ley, libres,
de miedo y de constancia,
tan solo a ti te pertenecen.
¡Vuela, corazón mío, vuela
y arde feliz, feliz, en su pecho
y el suyo!