domingo, 25 de mayo de 2014

Sin escapatoria

Está trenzado el mundo, creador de detalles,
alrededor del cuello. Terso como la ley 
de antiguos marineros que aman en los puertos.
Suave como el eco de una palabra en unos labios
que se alejan justo justo después de un beso
se alejan y el mundo se aprieta, porque
es como una trenza de ley y de recuerdos:
hueles el golpe del mar en el malecón,
oyes los pasos de la mujer que vuelve.