jueves, 28 de mayo de 2015

Inevitable valentía

La decepción es un acto cotidiano, es un prueba

de que tocamos la realidad, de que no somos
endogámicamente delirantes y puros.
Te pruebo con la decepción de nuestros labios
la sabrosa prueba que eres tú
                                              así, así, sin
otra comprensión ni expectativa, así,
frustrando-
me, porque no estoy, ni con
mi percepción ni con mi entendimiento,
a la altura de lo que tengo que decir o deseaba


experimentar antes de tu prueba. Y vuelvo
a mi soledad, que es el relato de mi inexistencia
contigo.

Decisión retórica

Se sabe que el acto está compuesto de como sea
y ejecuta su composición de manera discreta o continua.
Luego su explicación es otro acto, semántico,
posiblemente
ligado a la composición pero no causa, intención,
consecuencia del acto (que, como acto, es
una ficción: lo que contamos –para salvar
el cuello una noche más de sexo indomeñable–
a este lado del velo).

Inevitable valentía

Vas a descubrirme en mi implacable precisión.
Con impúdica consideración, muy educada,
vas a descubrir mis maneras, implacable vas
allí donde exactamente soy y delante de todos
me harás firmar como yo con tu acto perverso.

Retórica

Reivindicas el espacio, porque el sentimiento
es una fábula que repiquetea por ti.