sábado, 16 de agosto de 2014

Máscara II (proyecto)

I. Mientras imagino a alguien, me convierto en ese que imagino (creemos ese personaje).

II. Sólo un por un estar despierto puedo discernir la diferencia entre el que realmente soy, y el ser imaginado, a pesar de no tener noción clara del ser.

III. Puedo imaginar que el que soy es sólo un personaje imaginado, que en ningún momento es algo distinto a un ser que imagina seres (sin que por ello se prescinda de la facultad de II).

IV. Imagino a alguien que a su vez imagina a otro. Me convierto, por tanto, en aquel en quien imagina y en el que, a su vez, también se convierte. Así pudiera desembocarse ad infinitum (sin menoscabo de II y III).

V. Imagino que aquel que imagino imagina a su vez conmigo, o que imagina en otro que a su vez me imagina a mí.

VI. Puedo añadir el equívoco, provocado por una ilusión errónea del proceso II: la diferencia entre el ser que se es y el imaginado se discierne pero equívocamente (es decir, hay diferencia, pero no discernimiento: a- el que imagina imagina discernir, pero no es cierto, o b- imagina discernir entre un ser real y otro imaginado cuando en realidad discierne sólo dos seres imaginados).

VII. El cruce de procesos anteriores me lleva a imagniarme a mí mismo como alguien equivocado en su discernimiento, que se imagina a sí mismo acertado o equivocado porque equivocadamente imagina a otros acertando o equivocándose.

VIII. Me imagino recuerdo en un estado anterior en el que la ilusión de discernimiento es sólo una imaginación de la que ahora despierto.

IX. Cada imaginación es casi cogida al vuelo por un sujeto del acto. Quien sea quién puede decirlo, que no sea con las palabras imaginadas por otro, con los recuerdos imaginados por otro, con la confusión imaginada por otro.