No tuve hijos. Lo que aprendí
quedó grabado en la corteza de los árboles
o revuelto por el viento.
Todavía se extrañan de esa actitud de las termitas,
ciertas irregularidades en las letras,
o la peculiar textura del barro en el monzón.
Yo amé tu cabello mojado por la lluvia
y mañana vendré con un poema de amor.
jueves, 5 de mayo de 2011
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