jueves, 5 de mayo de 2011

El color del trigo

No tuve hijos. Lo que aprendí
quedó grabado en la corteza de los árboles
o revuelto por el viento.
Todavía se extrañan de esa actitud de las termitas,
ciertas irregularidades en las letras,
o la peculiar textura del barro en el monzón.
Yo amé tu cabello mojado por la lluvia
y mañana vendré con un poema de amor.

1 comentario:

mareva mayo dijo...

leerte es saludar a la vida, sin excesos, como un mapa de cuartos que dan lo irresistible con una esquina con botellas de lejía o de vodka y a veces sólo ráfaga de viento