Siempre estoy solo. Tanto que aún
ningún humano ha acotado los límites del siempre.
Cuanto digo lo tomo prestado de algún idioma
que a su vez tomó prestado de otros ladrones de idiomas.
Solo soy el efecto impreciso de algunos actos, no todos
míos. Los cuales suelo no conocer. Los cuales tú
tienes –a veces– presente.
lunes, 4 de mayo de 2015
Escribe
Con el gesto al soltar tu ropa.
En la elección del objeto.
En las consecuencias de tu distracción.
Con tu cuerpo, en tu cuerpo.
Con el idioma culinario. Con aromas.
Con el léxico inverosímil del viento
que aún garabatea sobre el mar
a pesar de estos tiempos nunca suficiente
mente modernos. Sin tregua. Para mí.
O es que perteneces a esa secta del silencio.
En la elección del objeto.
En las consecuencias de tu distracción.
Con tu cuerpo, en tu cuerpo.
Con el idioma culinario. Con aromas.
Con el léxico inverosímil del viento
que aún garabatea sobre el mar
a pesar de estos tiempos nunca suficiente
mente modernos. Sin tregua. Para mí.
O es que perteneces a esa secta del silencio.
Laberintos
No dejes que lo sucedido eche tierra sobre lo
que sucede. No dejes, no, que eche la tierra lo
sucedido sobre lo que tiene que suceder. No
quien eche tierra sobre lo que tiene sucedido
sucede. Sucede quien no deja tierra sucedida
sobre lo que tiene que suceder.
que sucede. No dejes, no, que eche la tierra lo
sucedido sobre lo que tiene que suceder. No
quien eche tierra sobre lo que tiene sucedido
sucede. Sucede quien no deja tierra sucedida
sobre lo que tiene que suceder.
Bestia de la naturaleza
Bestia de la naturaleza.
Árbol Yggdrasil de las consideraciones.
Hipopótamo de las divinidades y los tormentos.
Tu cuerpo de mujer entrando por la puerta
o aquí sentada mientras lees. Tu mirada
posándose como un rayo que otorga pasión
sobre las cosas. La curva y la curva de
tus dedos inquietos. El juguete diminuto
que impide
que huyan
tus llaves y las mías.
Árbol Yggdrasil de las consideraciones.
Hipopótamo de las divinidades y los tormentos.
Tu cuerpo de mujer entrando por la puerta
o aquí sentada mientras lees. Tu mirada
posándose como un rayo que otorga pasión
sobre las cosas. La curva y la curva de
tus dedos inquietos. El juguete diminuto
que impide
que huyan
tus llaves y las mías.
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