martes, 26 de marzo de 2013

Ha sido cuestión de días.
Si hemos contribuido al tráfico de cualquier cosa
paguemos como personas.
Puse en venta marchita mi paciencia contigo.
En el mercado había ojos de interés que
meditaban como pájaros entusiasmados por el aire.
Me desnudaste con dedos de regalo.
Sobre placeres redundantes tendiste algunos trabajos.
No te lo reprocho. Sólo ha sido cuestión de días.
Si sembraste por olvido cualquier cosa
paguemos como personas.
Restos de cuidado sí que dejé bastante tranquilos.
No sabía y entonces parecía suficiente.
Tanto me gustó el tacto de tus manos y medito
en un roce y ciudades desde lejos.
Llegarán vientos extraños hablando.
Se te caerán las dudas. Sólo será cuestión de días.
Si alentamos una competición de sueños cualquiera
paguemos como personas.
En este bando se sacrificarán envidias por estilo.
Cuando soltaste las cartas y te levantaste
te acercaste a mí y tembló el mundo, todos lo notaron.
Lesiones y trampas se reivindican como niños.
Fuera sigue tendiendo un frío equilibrio.
Tal vez regrese. Sólo es cuestión de días.
Si hemos creado de la nada la paz y la muerte
paguemos como personas.
Siento culpa igual que me enseñaron, no
me equivoco ni rompo la línea al encontrarte.
Es nuevo este olor. Por la tarde contigo. Primavera.
Me contaron que perdiste seres queridos entre la sangre.
Iluminábamos recuerdos con pasos bajo las flores.
Me asombró tu abrazo. Ha sido cuestión de días.
Si alguna vez nos hicimos amigos, y no amigos cualquiera
sino de esos que ni la física puede evitar,
paguemos como personas.
Investiguemos, profundamente, sin descanso.
Tallemos la tierra mientras nos queden fuerzas o metros.
Vayamos hasta la última fuente de los últimos ríos.
Codifiquemos los desiertos, esos que se mueven
incluso en los países hambrientos del océano.
Dejemos con tenacidad las traducciones
para esta rueca de luz.
Que nadie adivine que no hubo misterio.
Una voz habló. Un momento. Y sólo ha sido
cuestión de días.