jueves, 29 de septiembre de 2011

Tiempo, suelta mis cabellos

En tres horas he trenzado
la caída de mi casa,
el terror en mi país,
la pobreza de mi alma.

En tres horas he trenzado
pero tú
me pellizcas con los dedos.
El tiempo canturrea exigiendo perdón.

Rei

Sin tí estaría condenado a mí mismo.
Ellos no existen, y si existen están
en un lugar inaccesible del caos o de las piedras.
Amarlos, imposible. Comprenderlos,
una empresa inútil, un deseo insensato.
Pero ese detalle original, que arrasa
el Universo con lo que hasta ahora ha sido,
me fascina, me ciega, arrastra mi deseo, me
destruye a crecer y a través de ellos.