Apenas sienten. El amor y ya. Quieren. Gobernarlo.
O todavía creen que un no creer existe.
Noches de tormenta así, entre los dioses
antiguos y corazones como el tuyo.
Todos escuchan su batir y lo confunden
con sueños
el relámpago sin ley de tu cuerpo distante.
No sé si conozco imaginación de paso.