lunes, 5 de enero de 2015

Partida

¿Por qué silba usted, señor?
Estoy alegre, sin duda.
Se equivoca usted, señor:
eso es síntoma de fiebre.
No puede ser, no lo creo.
Es la fiebre del león.
¡Pero qué dice, está loco!
No, pero no digo más.
Se marchó; pero, indignado,
siguió protestando a solas.
Un taimado que lo vio
quiso aclararle la cosa.
Se le dice del león
porque en sueños se aparece
la figura de un felino
indicando curación.
Dicho esto se marchó,
bien contento y satisfecho;
pero cuatro que escuchaban
le señalaron el riesgo.
Mal consejo dio el traidor:
ahora el león sobre aviso
jamás se dejará ver.
Es necesario que entremos
los cuatro en sus propios sueños
para capturarlo a usted,
señor, pero con cuidado.
Divertimos, distraemos
de su mente la memoria
del aviso del traidor.
Si usted soñando lo olvida,
seguro lo hará el león.