jueves, 1 de noviembre de 2018

Panta rei

Bebamos, pues
antes de que termine el trago la garganta
ya se habrá vuelto licor para la sed de
los cielos. El mundo es un barril borracho
de sí mismo
y una piel que se desangra regando
los caminos que la luz o el brindis
pastorean soles ebrios de sí,
de afirmación rotunda, caldo étimo
de vengo
a buscarte
y en secreto.
¿Por qué no derramar más tinta?
Salivemos esta galáctica gota de lucidez
que tiende a derramarse hacia un mañana
frío y absoluto.
Con mis lágrimas lanzo al desierto mis ojos,
maná para la sal de las espadas pendientes.
Con tus manos estrujas
el zumo sin piedad de tu deseo
y de tus pasos, beban o escriban, directo
del eterno vaso         ahora
                            roto            del húmedo
olvido.

(quiénpuedeconocersebajoelquiciodelsaberqueeslíquido)