Perdonen que me ponga así; pero es que ya me tienen harto.
Cuando hablo, realmente pienso que nadie habla mejor que yo; y cuando observo, pienso que nadie observa realmente mejor que yo. Y, claro, puede que me equivoque; porque sepan que nadie se equivoca tan bien como yo. A modesto no me ganan ustedes ni nadie.
Porque soy en verdad humilde cada vez que me rindo a la evidencia de que, joder, realmente ese habla mejor que yo, y que ese observa realmente mejor que yo.
Por eso el sexo conmigo es tan fascinante. Ella acaba sintiendo que nadie hace el amor mejor que yo; y ella acaba sintiendo que yo pienso que, joder, realmente ella folla mejor que yo; y ambos acabamos sintiendo que nadie practica el sexo mejor que nosotros.
Y esto es lo único que merece la pena decirse sobe la humildad.