domingo, 17 de abril de 2011

Era mi duelo un enamoramiento y masticaba con él.
Así quería la cortina tiznando por el cielo.
Así quería la sangre como un rayo raíces en mi cuerpo.
Un hueso en la mano, dolor, un tendón en la rodilla,
dolor, como un amor robado de oídas. Bandera
pintada paciente con los lujosos jugos del olvido.

Nudo

La decisión destila lo que la duda hierve.
Es el color, el tópico, el aroma, la esencia
de un tejido, anhelante, de hechos.
¿Quién se viste?
Tiritaban hasta los céfiros recuerdos.
Se alejaba la luz en un vacío interminable.
(como no rebotaba, nadie podía verla; sólo tú
y yo y también otros, acaso imaginarla)
Rodeado de ese silencio perfecto que no conoció nadie.
(rebota al menos el eco de tu pensamiento)
Y todo esto es verdad. Y todo esto perdido,
arrojado como un estornudo de esperanza.
No me explico la suerte
que has tenido en encontrarla.