miércoles, 22 de septiembre de 2010

Un hombre depresivo miraba las estrellas

II
Habiendo conseguido llegar allí donde sólo se extendían bultos de oscuridad e innumerables estrellas, encontró con sorpresa a un hombre que, con gran pesar, miraba incesante el cielo de la noche.
Herido de curiosidad, le preguntó por el motivo de su tristeza. “Todas esas estrellas son siempre las mismas”. Con seguridad aún habría alguna de la que no se hubiera percatado. “Precisamente, es imposible conocerlas todas”. Pero algunas eran especialmente hermosas. “Sí, el cielo demuestra que la desigualdad, la discriminación, la injusticia, son leyes físicas necesarias”... Y, mientras duró la noche, devolvió cada argumento con una inapelable constelación de amarga lógica.
–Impresionante. Nunca había conocido a nadie como tú.
Y observó con detenimiento al hombre depresivo, que con dolor seguía contemplando las estrellas que se apagaban en la aurora.