viernes, 3 de marzo de 2017

Poner en orden

Sépase
que al hablar dibujamos
un asidero en el caos. Téngase
en cuenta que:
dibujamos con la boca en tinta de oído,
que el caos es el lápiz y el lienzo,
que es boca y oído, sordera y hambre,
que nos mordemos los dedos sin saberlo.
Decir que en el principio era el caos implica:
que este no es el principio, que no hay
ahora antes alguno en el que el principio fuera
posible, que el principio no se puede ordenar o,
en otros términos, que allí donde haya algo imposible
de ordenar eso será un principio (nótese
que el principio siempre fue o está a punto
de ser, nunca
es), que ordenamos el pasado que nunca
empezamos a ordenar, que ordenamos el futuro
que aún no hemos empezado a ordenar, que ordenamos
sin principios. Despedazados de tanto
agarrar con el lenguaje, sólo nos queda
comprenderlo: ¡así os lo ordeno!