¡Qué ironía genial el fracaso!
No utilices los objetos. Pregúntales su historia.
La palabra, el beso, el alimento... la enfermedad.
Quise coger una idea y al devolverla
había desbaratado el sitio y el nuevo orden
hizo de la idea otra algo distinta.
Pudo ser amor, pudo ser miedo, pudo ser
la certeza o el misterio.