viernes, 14 de diciembre de 2012

Deberíamos plantearnos
cuánto de lo que nos gusta es pura nostalgia
pero a nuestras espalda.
Preocupaciones aparte; me alimento
de algunas otras obligaciones.
Un palacio de celos es el idioma.
Una ciudad de envidias es el lenguaje.
Donde todos los seres se aman,
sin saber, lo que ellos mismos significan.
La tabula rasa de la felicidad es agua mansa.
Donde millones de protozoos hacen sombras.
Atravesada de ondas la tensión superficial.
En una constante fuga de moléculas.
Te he sido fiel durante vidas,
las de hijos y nietos. He soportado
milenios de destinos antes de nuestros
padres, he fingido, por ti, ante miles de amantes,
entre miles, bajo miles, sobre miles.
He cocinado para ti. He matado para ti.
He sembrado. He tejido. He nombrado.
Me he dejado morir de historia lentamente.
He lavado mucho, mucho, he sentido
el placer machacando el vacío de mis huesos.
He soñado. He sido real. He cerrado
mis ojos al acercarte para el beso.