viernes, 9 de mayo de 2014

Y un día descubrí que había nacido en el cuerpo de otro.
Que atravesé por todas las fases (desconcierto, indignación, rebeldía... toda una historia de puntos suspensivos) esa suposición.
Resignado me vi a que las ventanas estaban hechas de cuerpo.
Salir (de visita) afuera a través de qué puertas. 
Aquella obsesión transpiraba y había que renovar exudaciones y no llaves sólidas.
El cuerpo pensado como un sistema abstracto de pertenencia y nada más.
Salir (no arrojarse por las ventanas-cuerpo) desnudo a la autenticidad.