lunes, 24 de enero de 2011

VI
.....En cualquier caso, antes del amanecer el conflicto se había resuelto. No las tensiones: la despedida estuvo acompañada de la misma parafernalia nerviosa del recibimiento. Hasta tal punto, que Irving dudaba que fuera verdad nada de lo contado esa noche, y sólo quería abandonar ese lugar enfermizo y maldito cuanto antes. Estaba más cansado que cuando dormían en el bosque; sólo su herida había encontrado cierto reposo.
.....Ninguno de los cinco hijos restantes los acompañó. Nuria opinaba que alguno sí hubiera querido marcharse. Louis intentó rastrear ese sentimiento en el rostro de alguno de ellos. Rostros huidizos, no era capaz de ver más que gente asustada. Pero el comentario de Nuria era del todo intranquilizador. El afecto de los extraños era tan feroz como el envite de los lobos. Y dejaba heridas borrosas. Él mismo estaba deseoso de encontrar a alguien de confianza.
.....Bueno, que antes de que el sol aportara algo de calor, habían dejado muy atrás el molino y seguían fielmente una vía ancha y firmemente trazada. Confiaban en llegar a un poblado en menos de dos jornadas. A ambos lados del camino, el denso bosque se había transformado en una dehesa de encinas y alcornoques, de troncos anchos, señores feudales del suelo y de la luz. Y las pendientes se serenaban paso a paso, como un mar que, queriendo serenarse con la distancia, iba dejando de ondular.
.....Y sí, es cierto, no he dicho nada sobre la historia que hubiera contado Louis Irving. Suponemos que lo contado del viaje es suficiente. ¿Y qué he contado, y qué significa este viaje?, podríais decir. Os fiais menos de mí que del viejo molinero, el de la mirada de harina y la sonrisa de esparto. Pero, ¿acaso puedo fiarme yo de lo que contaría nadie cuando el seguir de su historia depende de su propio relato? Quiero decir, ¿qué se dejaría de contar? Y está claro que tenemos que seguir con este personaje... ¿cuántas veces habrá que redefinir su pasado?
.....Está claro que, aunque los personajes, en su dudosa independencia, puedan abandonar el momento y seguir su camino, nosotros, en cambio aún no hemos superado nuestra estancia en el molino.