lunes, 1 de noviembre de 2010

IV
.....Aún no había despertado el soldado enfermo de sus fiebres, y sus compañeros no podían retrasarse más. Evans comunicó, aprovechando la urgencia, su decisión de acompañarles. No había lugar para discusiones, así lo entendieron rápidamente, los padres, que ahogaron palabras y argumentos con que convencerle. Resignación e incredulidad.
.....Desde el anciano portalón, la figura extrañamente viril de Evans se iba confundiendo en el irse del comando. Apenas algo de pan se lleva de casa, para compartir en el camino. Para su lengua joven, viejas historias. La misma emoción reúne, desde el orgullo del padre hasta el llanto de la hermana, a todos bajo el enorme quicio. Es algo así como la tristeza.
.....En una hora cualquiera.