Al despedirte creí ver tu silueta marcada en la lluvia;
pero era el arpegio de las gotas que reían para siempre.
Por la espiral de las aguas gotas de olas
inclementes en el diluvio salpicaban la lluvia
sobre el océano. En alguna parte algo
como el vacío, pero no exactamente.
Y yo persigo al sueño del auriga dormido.