lunes, 23 de junio de 2014

Plan de fuga VIII

Tuve una última conversación con el confidente. No sé hasta qué punto es sincero, pero no puedo dejar de estar de acuerdo con él. Sus ideas me conmovieron porque parecía que también para él era un descubrimiento. ¿Pura ficción? Es más que posible. Pero ahora es lo único a lo que podemos atenernos.
Nos hizo ver que con todas nuestras pesquisas y todas las estrategias que en contra nuestra provocamos (podría haberse dicho al revés, pero el efecto sería el mismo) estamos construyendo y construyendo a nuestro alrededor, pautas y dificultades que constantemente hay que soslayar para conseguir nuestros respectivos objetivos.
Ciertamente, somos nosotros, con nuestra actividad los que proporcionamos las pautas para esa fuga constante. De alguna manera, nuestros propios descubrimientos para eludir nuestras torpezas generan las estrategias que permiten ser trasladadas en algún momento a la fuga.
Pero de la misma manera, ellos han estado construyendo con nosotros todo este entresijo del que resulta cada vez más complicado salir. Por eso el confidente comprende que la fuga a la que cree defender dándonos confusas confidencias está dificultando la fuga misma, al generar como nosotros las mismas confusiones.

Plan de fuga VII

Nos hería profundamente la risa ocasional de nuestro confidente. En esos momentos me retiraba solo al despacho. Cerraba puertas ventanas, apagaba luces. Todo objeto visible o audible lo presumía un elemento más de la trama y quería desecharlo. Intentaba visualizar el entramado puro de cuanto conocíamos. Las sucesivas capas superpuestas, entrecruzadas, sucesivas, simultáneas, discontinuas que configuraban nuestro conocimiento actual del plan de fuga.
A veces conseguía dilucidar elementos redundantes o deducir claves necesarias que nos faltaban por descubrir. A veces conseguía simplificar enormemente el organigrama, de un plumazo. Eso lo vivía como una hazaña, y sentía que, en el fondo, las risas del confidente conseguían el efecto contrario al que pretendían. O eran puro error.
Pensaba entonces que yo mismo podría ser ese topo que desconocía su propia condición de topo. Estaba trabajando en pro del plan de fuga sin saberlo, de la misma manera que conseguía que el confidente nos ayudara sin quererlo él mismo. ¿A qué lado pertenecía entonces? ¿De cuál de las múltiples estrategias fantasma era yo función?