domingo, 13 de marzo de 2011

Esta es la ocasión de perder todo lo demás
y no perder el tiempo.
O bien, dedicarnos a otras cosas, y ya
que estamos desnudos, hasta la ausencia,
ofrecerle a la ocasión un baile.
Era tu cuerpo un collar que exhibías
entre algunos elegidos en los momentos más íntimos.
Tus caricias volvían como esas aves que
aprendieron la lenta caligrafía de los astros.
La muerte era su estilo de vida
y cada día se transgredía a sí mismo.
Para un laberinto basta con una puerta.
(imagina lo que hace un laberinto con tus manos, y tu
boca, y tus ojos, tus oídos y el vacío de tus
emociones vasculadas)