Cuando martilleaban la idea. Cuando diseccionaban
la intimidad. Cuando mordían la nada. Esos juegos infantiles.
Pudieron evitarlo. Pudieron hacer más hondo y hondo
el abismo de amor en el que seguir deshaciendo un todo.
¿Quién eres tú?, me preguntas. Y yo, miro
más allá de un mundo de incorrectos sinónimos.
Oigo amenazas multitudinarias de repetir el mismo día;
sé que es un sueño porque sin ti no pienso amanecer.
Aquel era el borde de la desesperación. Aquel
que desplegaba sus ramas relamiendo huidas.