jueves, 25 de junio de 2015

Hombrecillo

Vine a sumergirme en tu cuerpo y bucear.
Por toda una educación tuve que abrirme
paso, los estrechos salones de tu casa,
en lo alto de un rincón entre las calles
de tu ciudad. Desgarré mis ropas y tus telas.
Le pregunté a tu piel: ¿cuál es el camino?
Soñé una vez con sus palabras dándome
tu historia y tus anhelos como respuesta.
Luego desperté y entre mis brazos y mi pecho
sólo había la memoria de una nube
sin el cálido olor de la reina de los dioses.

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