martes, 28 de diciembre de 2010

Sobre el misterio de ese prado de rutilantes
rosas rojas, que el viento ondulaba como
ríos de sangre, se aniquilaban
los pueblos generación tras generación.
No conseguían acotar en una medida precisa
la distancia entre la rosa y sus pétalos.

1 comentario:

Arya dijo...

La sangre siempre ha de correr.. lamentablemente algunos lo hacen a la inversa.

Un placer siempre leerte!