Esta inquietud debería bastar para la euforia.
Y que no sea suficiente es todo un misterio.
Esta parálisis, en cambio, es pura certeza.
Una elección libre. Una convicción de no existencia.
Desde cualquier perspectiva es un absurdo, y que no sea
fascinante, es un absurdo; ¿por qué no
pertenecer al Otro?
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