sábado, 13 de agosto de 2011

La precisión con que los tiempos se anudan al objeto
y es paisaje soñado, presente y pasado deseable,
he ahí el suceso humano, la idea imperecedera.
Sin que oigamos reír a la ignorancia.

1 comentario:

Salomé dijo...

Y eso que se ríe muy alto.

Aparte de ciegos, moriremos sordos.

Terrorífico.