domingo, 17 de febrero de 2013

Cuando te conviertas en una fábrica de reproches
visita mi bombonera de perdición y labios.
Desnúdate sólo el día que nadie lo pida susurrando.
Hice de las direcciones un escudo barnizado de mar
y de los sentidos un guiño al vacío. Sacaste
de este pozo murallas en las que horadar abrazos.
Vienes con tus espadas a quejarte otra vez
de que no me resigno a entender nada.

1 comentario:

Manuel Marcos dijo...

me falta un epíteto, no lo quiero, estas bellezas no son nominalistas...precioso.