Teniendo en cuenta que en todo p punto
podemos entender, dentro de la sensatez, lo que queramos,
someterse a la obediencia canónica es un acto de amor.
Y aún más amor si en nuestro entendimiento
damos cabida a una sensatez, obediente, rebelde
y etcétera bajo nada oculta ironía.
De aquí se deducen al menos estas pre-misas:
• La relación ineludible aunque incómoda entre amor y cantidad.
• La posición exacta de mi actitud por ti.
• La estructura difusa de lo que soy en tu momento en función de la estructura, nítida o no, de lo que eres en este momento.
1 comentario:
Para corregir, solo por el arte de sentirme lector activo, la obediencia que declamas, solo se gesta en la idiotizada mente del ser humano.
el amor es, sin lugar a duda, la letra chica del deceso consciente.
Publicar un comentario