miércoles, 22 de enero de 2014

Aquí está todo (despojado)

El ser humano tiene una pretensión
de verdad, que es terrible
(sujeto y objeto de ese terror, irrelevantes).
Es una tensión anterior a sí mismo
y de la cual es consecuencia como sujeto
-arterioridad y consecuencia son espejismos
de la fatalidad de este método de descripción-.
No hay algo tal que sea el objeto del pensamiento.
Objetos y pensamientos son las consecuencias
del pensamiento mismo pretensado. El pensamiento
sobre el sujeto, el pensamiento u otros
objetos cualesquiera (naturaleza
del querer irrelevante) es un topológico
acto de desdoble. De des-doble.
Esos dobles creídos incluso como sujetos
son la trajedia humana, la Historia
-léase comedia histórica, lo humano-
humana personajes, temas, en los que cree
y obliga a creer a cuantos dobles cree, porque
(también la historia personal deriva agente
causa, objeto del enfoque, ¡creyérase sujeto!)
no sabe nada de la tensión no imaginada
ni objetivizada, ni sellada. Pero hablo.

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