sábado, 12 de abril de 2014

Uso debido

El verano y sus ventanas abiertas, trae
los gritos lejanos de los vecinos.
Una mujer grita, desvaría de odio.
Era adolescente, supuse la primera vez,
pero han pasado los años, igual que por mí,
y ahora me costaría imaginarla: ¿cómo asumir
un grito tan perenne sin reconocer la propia locura?
Pensé en fantasías endemoniadas de los que no admiten
que eso es humano.
Pienso y mi propia fantasía, en el cuidado de mi odio
y en mi propia ceguera.
Escribo mientras sus gritos se serenan. Mientras escribo
sus gritos salen a la luz.

No hay comentarios: