martes, 2 de septiembre de 2014

Advertencia de continuidad. Algo así debiera estar sellado a fuego en cada pensamiento, tentado de perpetuarse en una coherencia abierta a fantasías. Irónicamente la advertencia sería índice del límite al que toda continuidad está abocada. La boca de la continuidad es el desfallecimiento al que está tentado permanentemente. Porque está velado para el pensamiento que no existen el "debiera estar", el "cada", el "permanentemente", el "no existen", etc. Son fantasmas, sombras que genera el límite de cuanto acontece. La sombra de un fantasma es su límite y el límite es su única realidad. La boca tienta la realidad con sus manos, por eso, sea lo que sea, lo que tenemos está ahora mordido.

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