viernes, 2 de enero de 2015

Ironía trascendental

Ordenas pacientemente tus ganas
de zambullirte en el frío de levantarse.
Cruzas la provincia a velocidad prohibida
al abrigo de una banda sonora antigua.
Mantienes durante todo el día en una ciudad
extraña una conversación con un viejo amigo.
Escribes con ridículo esfuerzo una infusión
del día transcurrido, atrapado, soltado.
Te tratas a ti mismo como a ese extraño,
ese amigo, esa música, esa ciudad.
Y ahora queda en manos de no sé qué
sueños, no sé qué lectores.

1 comentario:

Ishtar dijo...

Qué bonito cuentas todo. Te sigo sin dudarlo.
Un beso.