lunes, 25 de mayo de 2015

Corriente

Uno no dispone de sus significantes.
El repertorio está dispuesto por la memoria
reciente. Los estímulos despliegan qué prefiere
la conciencia. Lo demás está durmiendo, soñando,
viviendo la verdadera vida, la vida auténtica.
Y uno no tiene estímulo de sí mismo.
Uno es pensado por su autenticidad sin saber
nunca quién es, ni que extraña selección
toca ese día.

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