Soy un juguete en tus brazos y juegas con él
con todo tu cuerpo.
A veces me descubres resurgiendo del juego
y quedamos
reducidos a una mirada cómplice difícil
de sostener.
Una pequeña sonrisa, no menos
fugaz que la mirada nos sumerge en el juego
y vuelvo a ser juguete entre tus piernas
para todo tu cuerpo.
Que nuestros cuerpos, con sus juegos y sus reglas,
se irán, eso está escrito. No así la mirada, cómplice,
de este delito fugaz
que es el quedarnos.
1 comentario:
Aca, alla.. en esa esquina
y esta otra
donde tu mirada es alimento
de ese ser que sabe contenerte
hasta quedar exhausto...
Ternura
al renacer.
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