Hemos dado un paseo. Pero éramos tú y yo
encerrados en el nebuloso itinerario de las caricias.
El roce era una pura fantasía. Esa imaginación
compite con los recuerdos por creerse más ciertos
y más reales y más cuerpo y más suelo y más tú
o yo, no sabría decirte ni en qué idioma explicarlo.
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