Antaño fuisteis niños callados y obedientes.
A ciegas aprendisteis a disparar bien lejos
del miedo el velo, el peso de la comodidad.
Tocasteis el placer y el fuego en vuestras manos,
ved: no os ha consumido. He aquí el momento.
Vestidos con el hoy, desnudos y contentos,
al tiempo y a la vida vais a salir con brío
dispuestos a afrontar la envidia de los dioses.
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