¿Por qué se arroga la narración
privilegios de verosimilitud?
Tú me contabas historias.
Tú me argumentabas
con piruetas lógicas,
con metáforas accidentales,
con repeticiones mágicas,
con paradigmas situacionales.
Y yo me dejaba complaciente de mí.
Y yo te deseaba curioseante de ti.
Y a nuestro lado se derramaba el mundo.
Y por nuestros interiores se nos escurría
el mundo. Sépase
que nos estábamos inventando todo
el mundo. Sépase
que el amor nos creaba y aún nos saborea
como si nunca hubiera dejado de creer.
1 comentario:
Maestría...
Publicar un comentario