domingo, 6 de noviembre de 2016

III. La incomodidad de la prisión (f- "una fuente de olvido")

     Calicles frenó en seco la disertación de Sócrates.
     –Deberían envenenarte ahora mismo. Ya veis hasta qué punto amenaza este hombre la sana educación, las costumbres, las leyes y nuestro conocimiento de los dioses.
     –¡Ah!, algo buscarán los dioses con esta oportuna prórroga.
     –No hagas caso Fedón. Mira que no he dicho nada muy distinto a lo que he ido anunciando estos últimos años. Considera que aquí Calicles actúa como un cuerpo al servicio de sus ideas y de las ideas de la ciudad. Pero si lo haces, y tienes en cuenta mis ideas, estarás actuando tú mismo como otro cuerpo al servicio de las ideas de un viejo.
     –¿Cómo podemos ser sabios, entonces? ¿Acaso estamos a merced de que, como a ti, nos visite un genio o como a los artistas, una musa?
     –En cierto modo, el hombre sabio accede a su virtud a través de cierto olvido. Igual que el cantante parece que olvida sus horas de ensayo y canta su canción con el entusiasmo de una canción nueva, o el atleta que ha olvidado sus ejercicios de entrenamiento y parece correr con una pasión innata o el poeta que escribe las mismas palabras de todos como si se dijeran por primera vez; pues igual el hombre sabio llega a un estado de olvido en el que las ideas parecen brotar de él como por primera vez.
     –¡Qué imagen más bonita, la del hombre virtuoso como una fuente de olvido de la que brotan las ideas!
     –Eso es cosa tuya, Isócrates, que compones imágenes poéticas a partir de mis palabras; imágenes que a mí, Sócrates, me maravillan al tiempo que me resultan extrañas.
     Calicles volvió a la carga:
     –A ese pollo no te lo llevas ya al catre, viejo.
     Pero Sócrates hizo caso omiso.
     –Ahora bien, esto que he dicho, en nada contribuye a mi presunta sabiduría. Y mucho me cuido yo de ello. Así, el enunciado del oráculo quedará permanentemente por confirmar. El día que se confirme, mis días de hombre sabio habrán llegado a su fin. La sabiduría que otros me atribuyan será falsa, y serán falsedades suyas.
 

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