viernes, 18 de noviembre de 2016

Pobre diablo

Mas sabe
cuán peligroso es
que un idiota aprenda algo,
que implemente en sus vecinos
la sutil pericia de su estupidez.
Mirad, por ejemplo, lo que tantas horas
de estudio han hecho de mí,
quien, como tantos, disfrutaba
de la alegría de las noches largas,
del calorcito del sexo en vivo o imaginado,
de la labial compañía de los cuerpos incansables;
¿qué veis aquí
en este instante, sino una permanente desconfianza
hacia las muy poco meditadas
premisas humanas
?

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