Silva de emociones es tu búsqueda,
no duradera. Khan radiante de las Indias
brumosas, cartas de Ávalon y Thule
a las que nunca volveremos -admito
que escribo con aceite y humo-, al menos
no por el Río de la Plata, con tantas líneas
firmadas. Hundidas por los versos
que Marguerite recitara con su voz (si alguna
vez Marguerite Duras escribió versos
-Edén de Lemuria, Atlántida, perenne Agartha-
o tuvo voz). Invítame a vivir de ideas
en penumbra, dime
que son tus labios; que son, tal vez,
la página y tus dedos. Tal vez
los frescos saltos de agua entre los cuales
moros y romanos escondieron sus diminutas ruinas,
en esta hirsuta y oscura Sierra de Córdoba.
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